Mucho se ha escrito sobre la división culé entre kubalistas y suaristas, en los años 50. Se conoce la anécdota de que, cuando Luis Suárez Miramontes fue traspasado al Inter de Helenio Herrera por 25 millones de pesetas, el jugador le dijo al presidente Julià de Campany: “Ustedes no me traspasaron, me traspasó el público”. La relación entre Kubala y Suárez fue delicada. Era el momento en que emergía la figura local (Luis Suárez sigue siendo el único español con Balón de oro) y coincidía con el inicio del declive de la megaestrella como era Kubala. En una ocasión, cuando el jovencísimo Suárez maravillaba en Les Corts, Laszi se le acercó y le dijo “no te creas un as todavía, que aún te falta mucho”. La paradoja es que Kubala fue clave para fichar a Suárez. El 6 de diciembre de 1953, el Barça recibía en Les Corts al Deportivo. En el equipo coruñés debutaba, en primera, con 18 años, un tal Luis Suárez. El Barça ganó por 6-1. Ya en el descanso, con 3 a 1 en el marcador, Kubala entró al vestuario y dijo: “Urgentísimo fichar al número 10, este joven, el 10”. Dicho y hecho. ¿Mandaban los jugadores? El Barça negoció por el uruguayo Dagoberto Moll, estrella del Deportivo y, de propina, se llevó al bueno y al que quería: Suárez. Coste total de una operación redonda: 625.000 pesetas por ambos.

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